Entre las energías negativas, encontramos el llamado «mal de ojo», que consiste en las energías de baja vibración que están dentro del entorno, y de las personas (envidias, celos, ira, etc.) y que ingresan al cuerpo a través de la mano izquierda. De esta forma, la cinta roja, atrapa estas energías y no las deja ingresar al cuerpo. En la tradición Kabbalista, esta cinta, cuando se corta, se arroja a una corriente de agua y se reemplaza por otra, ya que cumplió su función y debe reemplazarse.
Esta creencia tiene más de 4.000 años y sigue muy vigente y muchas personas acuden a ella con esperanza.